Criterios de edición y créditos
criterios de edición.
[1] Nunca es baladí la decisión de adoptar un determinado criterio sistemático de edición en el caso de un portal como la Biblioteca Bodoni, que quiere ofrecer un corpus muy extenso de textos, o menos aún si estos consisten, fundamentalmente, en un epistolario, en el que no solo se encuentran documentos acabados, como podrían ser las cartas que han pasado realmente por el trámite de envío del remitente y recepción del destinatario, sino también provisionales como sin duda son las minute o borradores de Giambattista Bodoni, que, en muchos casos, no podemos comprobar que se correspondan con un original finalmente enviado. Y en este terreno, incluso, hay que considerar también que los hábitos autográficos, que son interesantes desde muchos puntos de vista, desaparecen o son cancelados en otros posibles estados de una carta, desde la puesta en limpio realizada por el propio autor, hasta la versión delegada, cuando interviene un amanuense que trabaja al dictado o transcribe con sus propios criterios el borrador del remitente.
[2] En ocasiones, incluso, este da indicaciones específicas para completar con posterioridad aquellas partes de la epístola más sujetas a la fórmula, la salutatio o la conclusio, e incluso algunos aspectos de la narratio. El manejo, por la mera práctica –¿cómo no recordar aquí la famosa parodia de Totò y Peppino, trasunto de los cuasi-analfabetos fratelli Caponi, tantas veces recreada, verbigracia por Benigni y Troisi, o por el primero y Celentano?– o por medio de un aprendizaje en los colegios, prolongaba en el tiempo formas tipificadas desde siglos anteriores al epistolográfico por excelencia, el xviii. En muchas de sus minutas, Bodoni acaba o principia la narratio de su borrador con un elocuente «laus, laus, laus», sin más indicaciones, que se puede convertir en la carta efectivamente enviada en apenas unos lisonjeros elogios al destinatario o hasta en un discurso elaborado. No son pocos casos, además y también en el de Bodoni, que una parte de la carta es exactamente igual, con leves cambios necesarios por las circunstancias concretas que afectan al remitente o al destinatario. Sabemos que Bodoni, como otros muchos, dedicaba horas a la escritura urgente de cartas en días vecinos a los de la salida de los correos. La fretta de la inmediatez se convierte en un tópico de la introducción o en la narratio, al igual que la eterna esclavitud del escribidor al tavolino. Es lógico, así, que en determinados casos se repitan párrafos o cartas casi enteras para distintos destinatarios cuando estas son de mero trámite o cortesía, o cuando se narran los mismos hechos a varias personas simultáneamente. Menos habitual, sin embargo, pareciera que se repitan párrafos enteros con datos muy concretos en cartas separadas incluso por años; pero esto también ocurre en las de Bodoni, que, por ejemplo, no tiene empacho en rescatar veinte líneas de una carta escrita a una persona cuya muerte se daba por segura en la gaceta de Florencia, con otras circunstancias verdaderamente de improbable repetición en otro individuo, que, sin embargo, coincidirían con las que afectaban a otro destinatario más de diez años después (véase, al respecto, Cátedra 2013b).
[3] Se impone deducir que el tipógrafo, cada vez más asediado por correspondientes de todas partes de Europa, e incluso de América, manejaba una memoria escrita, del mismo modo que hubo de intentar en varias ocasiones preservar en copialettere epístolas recibidas singulares por su remitente, al objeto de realzar su propia historia, del mismo modo que es, seguramente, el tipógrafo que más cartas enviadas o recibidas estampa para sus destinatarios o para una distribución restringida. El género epistolar era también un medio de presencia pública y de autopromoción.
[4] La utilización, además, de manuales impresos de escritura de cartas o de memorias personales formadas en el curso de la experiencia se da por descontada en la retórica de la carta hasta el mismísimo siglo xx. Bodoni no fue excepción, y podemos aquí traer un manualillo autógrafo con, sobre todo, conclusiones para su propio uso que se conserva entre sus minutas (Parma, Biblioteca Palatina, Archivio Bodoni, Minute di lettere inviate non identificabili, B. 52/3):
[a] Il mio lungo silenzio è una colpa così imperdonabile che io non ho coraggio di azzardar nemmeno qualche magra scusa, che pur vorrei allegare. Credo perciò meglio lasciare a Voi il merito della clemenza in tutta la sua parità, contentandomi di assicurarvi che la mia tardanza a rispondere provenne da tutt’altro che da mancanza di stima per la vostra persona, e per le cose vostre [antes de vostre cancela del], del che mi lusingo avervi date non poche prove in contrario
[b] Ella seguiti a coltivare il suo spirito, e continuandomi la sua grazia mi creda con vivo sentimento
[c] Ella mi ami, mi compatisca, e mi creda pieno per Lei del più affettuoso attaccamento
[d] Mi continui il suo affetto, e mi creda con vivo e dolce sentimento
[e] Mi conservi la sua grazia, e disponga per tutti i suoi amici dei sensi della mia affettuosa stima, riserbandone per se quel puro fiore con cui mi pregio di essere
[f] Il suo dono squisitissimo servirà a rallegrare qualche brigatella di scelti [interlineado sobre amici cancelado] amici, ed a fare echeggiare il nome del grazioso donatore. Se queste [corr. questi] frutta hanno dei diritti sul mio palato, Ella ne ha uno ben più assoluto e legittimo sulla mia gratitudine, e su quella vera ed affettuosa stima colla quale mi pregio di protestarmi
[g] Mi continui la sua bontà, e non cessi di credermi
[h] Mi conservi la sua grazia, e mi creda con vero sentimento quale mi farò sempre gloria di protestarmi
[i] Vostra Eccellenza si compiaccia di conservarmi quel grazioso patrocinio di cui mi fece un dono così generoso e spontaneo, e creda che io assaporo colla più squisita compiacenza dell’animo l’onore che Ella mi accorda di protestarmi
[j] Mi continui l’ambizioso dono della Sua grazia, e sia certa che io non la cedo ad alcuno nel senso di quell’affettuosa venerazione, con cui mi glorio di protestarmi
[k] Ella mi comandi, e mi creda quale col più sincero affetto, stima e riconoscenza mi rassegno
[l] Sono e sarò in perpetuo colla più viva stima ed amicizia
[m] Penetrato da questi sincerissimi sentimenti mi segno con distintissima estimazione ed ossequio
[n] Io La ringrazio nuovamente sì del piacere che mi ha procacciato, come della gentil propensione che Ella mostra per me, e mi compiaccio sinceramente di protestarmeLe
[o] Desidererei, che dietro questo, si compiacesse di porgermi l’occasione d’impiegare nell’adempimento de’ suoi desiderati comandamenti, la stima, la servitù, e l’amicizia che sinceramente gli professo, onde farmi sempre più conoscere quale con tutta la considerazione e ossequio mi protesto
[p] Supplico a Vostra Eccellenza a volermi continuare in qualunque spoglia l’onore della Sua bontà, e pieno di giusta venerazione mi glorio di protestarmi
[q] Mi conservi la Sua grazia, mi comandi, e mi creda con vera ed affettuosa stima
[5] El desafío, pues, al que tiene que responder el filólogo puesto en el brete de editar cartas de las modalidades incluidas en la Biblioteca Bodoni no será menor que el del historiador que habrá de utilizar el corpus resultante. Ambos se mueven en un difícil terreno de opciones alternantes entre lo individual y lo colectivo. Si el propio del historiador estriba principalmente en la valoración de una carta según su trascendencia individual o colectiva, según su función de rodamiento en el sucederse de los acontecimientos históricos –carta de facto enviada–, o de puro testimonio autobiográfico –minuta o borrador sin publicar, e incluso carta también remitida–; el desafío del filólogo es el de decidir en su edición ante lo individual o lo general y homologable, y cómo dar cuenta en ella de estos dos vectores que están siempre implícitos en los escritos ‘auto(bio)gráficos’.
[6] Los señalamientos de la crítica nos son, por supuesto, imprescindibles y han de tenerse en cuenta. No hago mérito aquí de las ediciones del epistolario bodoniano anteriores a 1979, cuya utilidad y rigor siguen siendo en muchos casos indiscutibles, pero cuyos criterios nada tienen que ver con una consideración teórica y práctica más moderna. Los trabajos de Boselli, en especial su edición del epistolario entre Renouard y Bodoni (Boselli 1931), o la magna obra de Angelo Ciavarella, que puso a nuestra disposición el epistolario de Azara y Bodoni (Ciavarella 1979) han sido un punto de partida para los editores modernos de fondos similares a los que se incluirán en nuestra Biblioteca Bodoni.
[7] Partiendo de un acuerdo bastante generalizado, resultante de la comunicación y discusión de problemas por parte de los especialistas en la materia (por ejemplo, Postigliola 1985) y de la tradición italiana de filología de autor y edición crítica de textos vulgares (por ejemplo, Brambilla Ageno 1984), Angelo Colombo dedicó páginas fundamentales a los problemas editoriales que conlleva un epistolario como el de Giambattista Bodoni y Vincenzo Monti (Colombo 1994). Sus decisiones editoriales son lo suficientemente conservadoras como para que el texto sea legible y, al tiempo, dé cuenta de particularidades ‘autográficas’ que dependen de circunstancias lingüísticas, coyunturales y hasta, incluso, relacionadas con el poso que deja la relación entre dos correspondientes –el uso, por ejemplo, a partir de tratamientos diferentes, o hasta de denominaciones en forma hipocorística que implica un sustancial cambio en la relación–.
[8] Si esta edición inaugura, sin duda, una nueva etapa en la publicación con criterios filológicos del epistolario bodoniano, que han sido seguido por publicaciones más recientes, como el epistolario Albertolli-Bodoni (Cleis & Noseda & Ramelli 1996), no menos importante es la de algunas ediciones realizadas al abrigo de los proyectos de la Università degli Studi di Parma dirigidos en su día por William Spaggiari y por Leonardo Farinelli, en especial la ejemplar del epistolario Bodoni-Denina que debemos a Rosa Necchi. En su «Nota al testo» (Necchi 2002, 35-40) presenta la edición como conservadora, y así lo es en la medida en que no se traiciona nada de lo que podemos leer en los orignales. No obstante, a lo largo de los 22 puntos en los que detalla las intervenciones editoriales, plantea y resuelve con buen criterio prácticamente todos los dubbi que nos surgen ante estos textos.
[9] Una buena parte de sus criterios han sido, por tanto, adoptados en la Biblioteca Bodoni. No obstante, al ser esta una publicación digital tiene posibilidades inaccesibles en la edición convencional. Por ejemplo, la de poder ver en yuxtaposición la edición del texto y los documentos originales. Ahorra esto al editor la dificultad de atender de forma simultánea a algunos aspectos de lo individual y de lo colectivo a que antes me he referido.
[10] Es, así, posible que, sin salir de los límites de un conservadurismo prudentemente filológico, podamos optar por la regularización sistemática de elementos formulares del texto, como, por ejemplo, las abreviaturas en las partes obligatoriamente mecánicas de la carta, como el encabezamiento o intestazione, la salutatio o la conclusio. Así, pues, una serie de abreviaturas se resuelven de forma automática, y solo se advertirá en nota sobre aquellos casos verdaderamente extravagantes dentro del uso más común. Así, pues, se verán resueltas:
Chiariss.o / Chiar.mo / Chiar.mo = ‘Chiarissimo’ o ‘chiarissimo’.
Col.mo / Col.mo = Colendissimo.
Div.mo / Divo.mo= ‘Divotissimo’ o ‘divotissimo’.
E. V. / V. E. = ‘Eccellenza Vostra’ / ‘Vostra Eccellenza’.
Gio. /Gio: / Gio; Batt.a. = sistemáticamente ‘Giambattista’ [excepción se hará en el caso de un indudable uso hipocorístico].
M.ª = ‘María’ o ‘Maria’.
M.º / M.ro = Ministro.
obbl.º / obbl.mo = ‘Obbligatissimo’ u ‘obbligatissimo’.
P. S. = ‘Post scriptum.’
Pad.e / P.re / P.ne = ‘Padrone’, ‘padre’, según requiera cada caso.
serv.e = ‘servitore’. En algunas ocasiones en que esta abreviatura está desarrollada se encuentra servidore. En estos casos se respeta la forma antigua, que, naturalmente, también podría proponerse en todas las soluciones de la abreviatura.
Sig.r = ‘Signor’ o ‘signor’
Sig.re = ‘Signore’ o ‘signore’
Stimatiss.º / Stimatiss.mo = ‘stimatissimo’
V. S. / V. Sr.a / S. V. / V. Sr.ª.= ‘Vostra Signoria’ / ‘Signoria Vostra’
[11] Las únicas abreviaturas que no resolveré será S. M. C. (Sua Maestà Cattolica) referida siempre al Rey de España, así como también aquellas correspondientes a los títulos propios de reyes como el de Francia o de Portugal, del mismo modo que la referida al Emperador, S. M. I., o al propio Duque de Parma.
[12] Por lo que se refiere a la puntuación y acentuación, la he regularizado según el uso moderno, y he repuesto las versales necesarias. Los pronombres personales de respeto los he transcrito con versal (Ella, Lei, por ejemplo), del mismo modo que también los enclíticos (verbigracia, ringraziarLa). Por lo demás y, en relación con aspectos grafemáticos no regularizo más que la alternancia j/i (verbigracia, giojello se transcribirá siempre gioiello).
[13] Como criterios generales de ordenación del texto, he decidido seguir los del italiano actual. Pongo siempre coma después de la salutatio vocativo inicial, aunque en los originales el uso es alternante. El conservadurismo en la transcripción es necesario, además de por las numerosas variantes lingüísticas que se aprecian según el origen de los correspondientes italianos de Bodoni, también porque muchos de estos son extranjeros que escriben un italiano no exento de errores. Cuando alguno de estos pueda inducir al lector a considerarlo errata o error del editor no se ha añadido la indicación sic entre corchetes, como es habitual, pues el propio lector dispone del documento original para proceder a una comprobación, caso de creerla necesaria.
[14] Los promotores de la Biblioteca Bodoni, empezando por su director, que firma estas líneas, agradecerán que por medio de los medios habilitados al efecto en la sección de contactos, se les notifique cualquier circunstancia que pueda mejorar y depurar la edición del epistolario bodoniano.
créditos.
[15] A lo largo de los años serán, naturalmente, numerosos los autores de las ediciones del epistolario bodoniano incluido en la BB. Y en algunos casos será posible que los criterios señalados no se apliquen a conjuntos individualizados, respetando la opción del editor o editora, sobre todo en los casos en los que el epistolario sea resultado de una reimpresión o nueva edición de otra que ha circulado en soporte convencional. No obstante, se advertirá en cada caso.
[16] Cada una de las cartas o documentos afines procedentes del Archivio Bodoni o de otros depósitos con documentación bodoniana han sido transcritos por la persona que figura en la correspondiente ficha informativa; y todos ellos, además, serán revisados por otros investigadores del grupo.
Pedro M. Cátedra